viernes, 4 de julio de 2025

12ª PARTIDA (STYGXX): LA ORDEN DE AZYR

El Velo, el portal que se encontraba en la Ciudad Libre de Lethis, rielaba anticipando la llegada de nuevos colonos. Tropas de la Guardia de la Costa Negra con el blasón del cuervo y algunos vindicator de los Yunques del Heldenhammer se encargaban del recibimiento, la inspección y el control de los recién llegados. 

Los últimos en pasar fueron los miembros de la Orden de Azyr: los cazadores de brujas. Humanos, pero también algún enano y elfo, atravesaron el portal con las manos en las culatas de sus pistolas y los talismanes de Sigmar bien a la vista.

Un praetor de los Yunques habló con ellos brevemente, sin que supiera con qué motivo habían llegado hasta el Reino de la Muerte. Compraron víveres y talismanes en el mercado de la ciudad y abandonaron la ciudad por Puertabaldía hacia la parte oriental de la isla. 

Fatigados pero con determinación, llegaron hasta los Acantilados de Ónice. Allí buscaban algo en concreto, el Libro de Ópalo, un grimorio escondido entre las cavernas antaño habitadas capaz de alterar el destino y canalizar la mala fortuna a voluntad de quien leyera sus páginas.

El poder escondido en los Acantilados de Ónice era de sobra conocido y por ello, servidores de Nagash y espías del Gran Pretendiente, controlaban a quienes llegaban a aquel territorio.

NOTA DEL AUTOR

Como me moría de ganas de usar los héroes de la Ciudad Maldita, copié las tarjetas de la Orden de Azyr cambiando las fotos para usar estos miniaturones como proxies de los Salvadores de Carbonilla y los Cazadores de Brujas de Hexbane.

De la misma manera Fonso también estrenó la banda del Credo Putrefango.

INFORME DE BATALLA

En el punto más elevado del campo de batalla, en la cima de lo que antaño fuera un ziggurat pagano, se hallaba el Libro de Ónice. Atraídas por su poder o quizá custodiando el tesoro más allá de su propia muerte, una bandada de noctánimas protegía el lugar.

Reglas de la misión
Las noctánimas defienden el tesoro

La partida comenzó con los espíritus cayendo sobre mortales tratando de ahuyentarlos. Varios guerreros sufrieron heridas cuando las armas oxidadas o las garras fantasmales atravesaron sus armaduras y su carne.

Las noctánimas atacan a los mortales...
y varios guerreros sufrieron heridas.

Los servidores del Gran Pretendiente y los integrantes de la Orden de Azyr se sobrepusieron al terror y a los ataques. En una demostración de destreza, acabaron con todas las noctánimas en un solo turno.

Las noctánimas empiezan a caer...
hasta ser exorcizadas.

Sin la amenaza de los fantasmas, las bandas se lanzaron una sobre otra. El líder del Credo Putrefango acabó con la exploradora elfa Qulathis. Sin embargo su gloria fue efímera porque Dagnai, el kharadron con rifle aetérico, vengó la muerte de su camarada.

El líder acaba con la exploradora elfa
El kharadron venga a su camarada

Cleona Zeitengale con su hechizo de levitar (la monja voladora) consigue llegar hasta el tesoro en lo alto del ziggurat. El Credo Putrefango respondió rápido a este movimiento y gastó un cuádruple para que uno de los descastados fangosos acabara con Cleona.

Cleona Zeitengale llega al objetivo
Un descastado acaba con la monja voladora
El tercer y último turno comenzó con u el descastado que controlaba el objetivo siendo abatido por los proyectiles y hechizos de la Orden de Azyr. A la desesperada, el Cazador de Brujas Jelsen Darrok trabó a los dos únicos luchadores del Credo Putrefacto que podrían alcanzar la cúspide, sabiendo que no podía ganar la partida pero podía forzar un empate si posteriormente resistía los golpes del enemigo.
Los proyectiles derriban al descastado
Jelsen traba a los luchadores del caos
Con la fe puesta en Sigmar, Jelsen asumió los ataques del Credo Putrefango que le dejaron tan solo a tres heridas de quedar fuera de combate. Sin nadie capaz de alcanzar el Libro de Ónice, ambas bandas se retiraron del campo de batalla firmando el empate.

EPÍLOGO
Los fantasmas habían sido desterrados a otro plano y los sigmaritas se habían retirado. Aún así, el Credo Putrefango no había sido capaz de hacerse con el maldito grimorio. El Putralquimista pensaba en el Libro de Ónice, tras el cual llevaban 9 lunas por encargo del Gran Pretendiente, y en cómo se había escapado de sus manos en el último momento. 
El maldito Cazador de Brujas se había defendido como un demonio del pantano y había conseguido sobrevivir el tiempo suficiente como para frustrar sus planes. Habría que preparar un veneno especial para esos humanos.
El Putralquimista mezcló toxinas extraídas de diferentes ampollas selladas con lodo hasta conseguir una pasta amarillenta. Untó la punta de los dardos y los repartió entre los descastados y sus cerbatanas y cargó el resto en su primitiva jeringa. La próxima vez los humanos no sobrevivirían.

TERRITORIOS: este empate no concede un territorio a ningún bando,

VALORACIÓN 
Jugar una partida de Warcry con dos bandas nuevas que encima son miniaturones no tiene precio. Tengo que decir que Fonso llevaba la iniciativa en todo momento y que la Orden de Azyr solamente podía poner trabas tratando de forzar el empate. Y a duras penas lo consiguió. 
He disfrutado mucho sacando a los héroes de Ciudad Maldita a la mesa, son minis muy chulas y se merecen ver mesa. Y qué mejor que enfrentarlas al Credo Putrefango de Fonso que mola trescientos puñaos.
Buena partida, buenas minis y  buena compañía. La campaña de Stygxx sigue adelante.
Suerte con los dados

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