lunes, 24 de mayo de 2021

SILVER TOWER (III): EL REINO DE SHYISH

Trazando un camino sangriento entre los tzaangors guardianes consiguieron llegar hasta el portal. El Rey Tumulario, acompañado de un guerrero devoto de las plagas y un misterioso warlock kurnothi, introdujo las llaves prohibidas saqueadas en la Ciudad Espejada y abrió el enrejado de huesos y plumas que hacía las veces de puerta.

Cuanto más avanzaban por el pasadizo ornado con calaveras más fuerte y penetrante era el olor a osario. Al llegar a la primera cámara pudieron leer en el dintel de la puerta: en esta tumba yace Dorcad Barloc,  Rey de Jutsai, Señor de los Zhulgors. Aquel que perturbe su descanso nunca abandonará el laberinto.

Si el Rey Tumulario aún conservara los labios habría sonreído por la ironía del destino. Conoció a Barloc en su otra vida. Combatió y derrotó a las hordas Zhulgor y si hubiese dispuesto de unos pocos años más  hubiera destruido Jutsai. El enrevesado juego de los dioses y el destino volvía a enfrentar a los mismos peones hasta más allá del velo de la muerte.

https://m.youtube.com/watch?v=3bkuvy1KrFE

Cuando se hicieron con el cristal de Shyish el crepitar de huesos y el eco de los pies arrastrándose por las losas se detuvieron al instante. Las otrora cámaras animadas por la nigromancia no eran más que unas silenciosas catacumbas.

El kurnothi había desaparecido. Quizá habría regresado a sus amados bosques una vez que la amenaza del viento de la muerte había sido sofocada. El armator también se había marchado sin pronunciar ni una palabra de agradecimiento a los campeones que lo habían liberado. Quizá el orgulloso enano del caos consideraba que había matado y sufrido lo suficiente junto al grupo como para que la deuda estuviera saldada.

Sólo en la oscuridad el guerrero de Nurgle cogió el fragmento del cristal y se lo introdujo en las visceras para salvaguardarlo. Con una plegaria hacia los siete demonios de las plagas abandonó el laberinto.

La Sarcófago vampírico de Dorcad Barloc se había tragado, junto con su alma, los restos esqueléticos del Rey Tumulario. Ahora ambos enemigos acérrimos yacían juntos en la misma sepultura unidos por el destino en la vida y en la muerte.

Suerte con los dados


No hay comentarios:

Publicar un comentario