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Alcanzó a ver en la penumbra un orco grande y negro, Uglúk sin duda, que enfrentaba a Grishnákh, una criatura de talla corta y maciza y con unos largos brazos que casi le llegaban al suelo.
Alcanzó a ver en la penumbra un orco grande y negro, Uglúk sin duda, que enfrentaba a Grishnákh, una criatura de talla corta y maciza y con unos largos brazos que casi le llegaban al suelo.
Uglúk y Grishnákh |
- Sí,
tenemos que seguir juntos - gruñó Uglúk-. No confío en ti, cerdito. Fuera del
establo ya no tienes ningún coraje. Si no fuera por nosotros, ya habrías
escapado ¡Somos los combatientes Uruk-hai!
Uglúk |
Úgluk y su compañía de uruk-hai |
-Has dicho
demasiado, Uglúk -se burló la voz malévola-. Me pregunto qué pensarán en
Lugbúrz. Quizá piensen que los hombros de Uglúk necesitan que se les quite el
peso de una cabeza inflada. Quizá pregunten de dónde sacaste esas raras ideas.
¿De Saruman quizá? ¿Quién se cree, volando por cuenta propia y envuelto en
sucios trapos blancos? Estarán de acuerdo conmigo, Grishnákh, el mensajero de
confianza; y yo, Grishnákh, digo: Saruman es un idiota, sucio y traidor. Pero
el Gran Ojo no lo deja en paz. ¿Cerdo, dijiste? ¿Qué pensáis vosotros? Los
lacayos de un mago insignificante dicen que sois unos cerdos. Apuesto a que se
alimentan de carne de orco.
Grishnákh |
Hubo un intento de escapar con los
preciosos prisioneros antes de la batalla. Una traición quizá, bastante
verosímil en tales criaturas. Algún orco grande y audaz pudo haber tratado de
escapar él solo con la presa, para beneficiarse él mismo.
Aragorn. Las Dos Torres
Grishnákh y su compañía de orcos |
Suerte con los dados
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